Los cárteles colombianos y mexicanos eligieron un bando con el que mantienen una guerra por las rutas del narcotráfico entre la provincia de Esmeraldas y los puertos en la costa Pacífica de Ecuador.
Por Juliana Manjarrés
Ciudad de México, 12 de mayo (InsightCrime).- La ruta desde Colombia pasando por Ecuador para llegar a México es un pilar importante para el tráfico global de cocaína. En los tres países se están uniendo facciones rivales, lo que puede ser bueno para el negocio, pero está sumiendo a Ecuador en una espiral de violencia.
El 30 de abril, el Presidente de Ecuador Guillermo Lasso declaró estado de emergencia en tres provincias costeras: Esmeraldas, Guayas y Manabí. En esas zonas se ha recrudecido la violencia entre bandas narcotraficantes desde 2021.
La provincia de Esmeraldas, al noroeste de Ecuador, es un enclave para el tráfico de drogas, pues limita con el departamento de Nariño, en Colombia, que es a su vez un foco de plantaciones de coca y producción de cocaína. Allí se duplicaron los homicidios, de 72 en 2020 a 146 en 2021, y este año, las muertes violentas siguen un ritmo descontrolado.
El 17 de abril, un grupo de sicarios asesinó a siete personas en la capital de la provincia, también llamada Esmeraldas. Los sicarios presuntamente buscaban a miembros de los «Tiguerones», una importante banda carcelaria. Al no encontrarlos, habrían asesinaron a sus parientes en lugar de ellos.
Menos de 24 horas después, otras tres personas fueron asesinadas por sicarios en diferentes sectores de toda la ciudad. Según las autoridades, esos crímenes son resultado de una guerra entre grupos criminales por las rutas del narcotráfico entre la provincia de Esmeraldas y los puertos en la costa Pacífica de Ecuador.
Un reciente reportaje de Primicias indicaba que los «Choneros», la mayor banda criminal de Ecuador, están comprando y trasegando cocaína por todo Ecuador para el Frente Oliver Sinisterra (FOS), disidencia de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Una coalición de los enemigos de «Los Choneros» —conformada por «Los Lobos», «Los Tiguerones» y «Los Chone Killers»— también tiene presencia en Esmeraldas, pero se abastecen de cargamentos de cocaína del «Frente 48», facción rival también de las antiguas FARC, según recogió Primicias.
Otras informaciones, aunque difíciles de probar, indican que «Los Choneros» están transportando cargamentos de cocaína exclusivamente para el Cartel de Sinaloa mientras que sus rivales trasiegan droga para el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Estos dos carteles son los responsables de gran parte de la violencia en México durante los últimos años.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Las rivalidades criminales en el centro de las guerras narco en Colombia y México han evolucionado a lo largo de los años y repiten un patrón de fragmentaciones, cambios de cabecillas y evolución de las rutas de tráfico. Ecuador va por ese camino, y la violencia en Esmeraldas es representativa de esa trayectoria.
«Los Choneros» fueron los primeros en incursionar en el tráfico de drogas en Ecuador, para lo cual formaron alianzas con el Cartel de Sinaloa, de México, y con elementos de las antiguas FARC para transportar cargamentos de cocaína desde la frontera colombiana hasta el puerto de Guayaquil, según el Washington Post. La provincia de Esmeraldas fue uno de los primeros territorios claves de «Los Choneros».
A comienzos de 2021, varias subestructuras de «Los Choneros» protagonizaron una rebelión abierta contra la base del grupo, que dejó cientos de muertos en masacres en prisiones a lo largo del año. A esa constelación de rivales la han llamado en ocasiones «Nueva Generación», un guiño a sus presuntas conexiones con el CJNG.
No es sorpresa que «Los Choneros» mantengan estrechos vínculos con el FOS, que es un frente veterano de las FARC. Es muy probable que esta conexión permitiera el crecimiento de «Los Choneros» hasta convertirse en la banda más grande de Ecuador. La presencia del FOS es especialmente fuerte en los municipios de Tumaco, Roberto Payán y Barbacoas, al oeste de Nariño, donde han instalado laboratorios para el procesamiento de pasta base de coca y tienen corredores de drogas permanentes hacia Ecuador, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Por otro lado, el «Frente 48» se ha unido con otros frentes disidentes de menor envergadura para formar los Comandos de Frontera, que pueden ser la presencia criminal más fuerte a lo largo de la frontera entre Colombia y Ecuador. Los Comandos de la Frontera están aliados con la Segunda Marquetalia, una de las facciones más grandes que busca reunir a todas las disidencias de las FARC en una sola fuerza de combate. Pero la Segunda Marquetalia se ha debilitado significativamente debido a la pérdida de líderes clave en Colombia y Venezuela.
Según el medio informativo colombiano La Silla Vacía, las transacciones de cocaína entre el «Frente 48» y sus aliados ecuatorianos se realizan en la población de Llorente, cerca de Tumaco. Allí hay un puente sobre el río Mira para pasar a Ecuador, y es el punto en que las bandas de la Nueva Generación recogen los cargamentos de droga para llevarlos a los puertos en el Pacífico.